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La troqueladora del Museo Escolar de Pusol

03-08-2020


La troqueladora del Museo Escolar de Pusol
Figura 2. Pilón de madera sobre el que se colocaban los troqueles y el material a cortar (Museo del Calzado de Elda). (Fotografía: Rafa Martínez). Figura 3. Troqueladora conservada en el Museo Escolar de Pusol, tras el proceso de restauración al que se ha sometido. En su extremo superior se observa la pieza metálica (de perfil triangular) que, en posición vertical, servía de soporte al motor. (Fotografía: Eva Mendiola).

El presente texto se ha extraído del estudio sobre esta troqueladora encargado al Museo Escolar de Pusol (2019) por la Asociación Española de Empresas de Componentes para el Calzado (AEC).



Una troqueladora es una máquina que troquela, esto es, una máquina que sirve para “recortar con troquel piezas de cuero, cartones, etc.[2]. Las hay de diferentes tipologías, si bien la que nos ocupa se utilizó en la industria del calzado.


Según Amat, “las máquinas de troquelar aunque existían desde mediados del siglo XIX, no se empleaban más que para el troquelado de cueros de animales mayores empleados para pisos, contrafuertes, etc.[3] […] “En la sección de preparación para la mecánica de fabricación o más conocida como troquelado, la maquinaria antigua con más de un siglo queda reducida a las troqueladoras manuales (algunas movidas por tracción animal), máquinas de troquelar con empleo de troqueles de acero para suelas y contrafuertes, igualadoras manuales de cuero y pegadoras de cercos, […]”[4]. Por tanto, nos encontramos ante unas máquinas cuyo origen se remonta a más de un siglo, tiempo durante el cual se han producido indudables avances en general, y en la seguridad, en particular.


Amat nos dice que dentro del proceso productivo del calzado, el troquelado forma parte de la “preparación para la mecánica de fabricación[5], que comprende un conjunto de trabajos previos a la propia dinámica de esta.


El troquelado en la industria del calzado


El troquelado consiste en el cortado a máquina de suelas y plantas utilizando troqueles, definidos por Amat como “una reproducción de la suela y la planta construidos en acero y de uno o dos filos de corte[6]; es decir, una suerte de moldes metálicos de borde cortante con la forma de la pieza a cortar[7].


Tradicionalmente, el cortado de las restantes piezas que conformaban el zapato se realizaba a mano por un operario, el cortador, pues “fabricar un juego de troqueles, solamente queda justificado si el modelo a cortar está ampliamente difundido y el número de pares a cortar es tal, que compense el gasto que ocasiona la reproducción de los patrones de acero[8].


¿Cómo funcionaba la troqueladora?


La troqueladora, construida íntegramente de hierro, estaba compuesta por dos platos, situados sobre sendos pilones de madera[9] que descansaban en las correspondientes plataformas (figuras 1 y 2). Se trata de una doble troqueladora (dispone de dos platos), en la que trabajaban dos operarios, uno frente a otro. Funcionaba con electricidad, mediante un sistema de correas y poleas que transmitían la fuerza motriz, tanto a ella como a otras máquinas, a través de un árbol o eje de transmisión, desde la turbina o el motor central. Este sistema permitía “mover a través de una sola fuente de energía, la totalidad de las máquinas de una fábrica[10], si bien determinaba su colocación “al tener que colocarse [las máquinas] en hileras, condicionando igualmente el tipo de construcción lineal de los edificios[11].


La troqueladora funcionaba de manera constante y los platos subían y bajaban continuamente, de forma alternativa, mientras que el operario debía preparar el material y colocarlo bajo el plato mientras este subía, retirando rápidamente las manos para evitar que al bajar el plato y presionar sobre el troquel pudieran producirse accidentes.


Según Amat, “la máquina de troquelar, consta de un plato fijo en el que se sitúa un pilón, de madera generalmente. Sobre el pilón se sitúa la piel a cortar y encima de esta, el troquel o cuchilla cortadora. El corte se produce al presionar un plato móvil, situado en la parte superior, sobre el troquel y la piel […]”[12].


En este sentido, reproducimos el testimonio de un antiguo operario de una de estas troqueladoras, que funcionó en la fábrica ilicitana conocida como “La Zapatillera”[13]:


“[La troqueladora] servía para cortar toda clase de tejidos, incluso goma, crepé […], toda clase de artículos cortaba la máquina esta”. […] “Pues la máquina funcionaba como te digo, tenía dos platos, uno a cada lado, un poco más ancha que esta, y […] no tiene mucho que explicar. Como te he dicho antes, su pilón abajo, juego de troqueles, cada juego de troqueles tiene una medida: unos troqueles que eran de cuatro centímetros, cinco, seis, siete… Entonces, el plato, si le dabas para la derecha bajaba y si le dabas para la izquierda subía. Antes de meter, si tú estabas cortando con un troquel de seis centímetros de altura por… y metías otro de cuatro, tenías que bajar el plato, darle un par de vueltas hasta […] su medida[14].


El testimonio del entrevistado deja patente la peligrosidad de esta máquina:


“[…] Claro que era peligrosa y tan peligrosa…  […] Esta máquina y los cilindros lo más peligroso de… que había entonces en la industria del calzado […] Porque es que si te pillabas te cortabas el dedo “al contao”, ¿entiendes? No ves cómo se quedó este… […] Yo me corté con una pieza de cartón piedra, que es un cartón, si, tú conoces el cartón piedra… […] Se escurría mucho el troquel, entonces, al meter el troquel, se ve que se escurrió un poquitín, tropezaría, seguramente, […] porque no hay otra explicación, tropezaría el troquel con el plato, se levantó y me pilló el dedo… […] Pero que de esto hay en Elche, hay muchos ¿entiendes?[15].


La troqueladora del Museo Escolar de Pusol


Para el estudio de nuestra máquina (figura 3) ha resultado de vital importancia su análisis comparativo con otras de similar factura localizadas en el entorno: una existente en la razón social “Troquelados Algorós”, de Elche (expuesta en el aparcamiento de la empresa) y otra que se exhibe en el Museo del Calzado de Elda. En concreto, en la cartela de la pieza conservada en este último museo se puede leer:


Máquina de troquelar suelas de cuero de dos platos. Prefabricados Vicent, SL, 1928”.


Así, nos encontramos ante una máquina que funcionó ya en el primer tercio del siglo XX, modelo que probablemente se fabricaría durante años. Una serie de anuncios aparecidos en el semanario Idella, de Elda, a finales de la década de los veinte, hacía publicidad del taller eldense de Eustaquio Cantó Amat, en estos términos:


Construcción de maquinaria y accesorios para la fabricación de calzado. Siempre existencias. Presupuestos y catálogo gratis[16].


No obstante, ni la troqueladora de Elda ni la de Pusol (tampoco la de Algorós) presentan placa alguna que informe del fabricante, hecho que nos induce a pensar – con la restauradora de la pieza, Eva Mendiola - que esta pudo realizarse en un taller local.


La máquina conservada en Pusol presenta en su extremo superior un elemento metálico incorporado con posterioridad, cuya utilidad era la de servir de soporte al motor que la hacía funcionar, instalado cuando –más adelante- se eliminó la transmisión mediante eje horizontal. Asimismo, se le aplicó un diferencial, con toda probabilidad ya en su última etapa de funcionamiento, elemento que se ha retirado tras el proceso de restauración al que se ha sometido la pieza.


Al parecer, máquinas como la estudiada estuvieron en activo en “La Zapatillera” hasta el cierre de esta fábrica, a comienzos de la década de los ochenta, lo que dice mucho tanto de la solidez y calidad de aquellas, como de la precaria seguridad en la que se trabajaba hasta fechas recientes.


Autor: Rafa Martínez, director de Proyecto Pusol.





[2] Real Academia Española, RAE, https://dle.rae.es/?id=aoLgeH3 (consulta: 27/07/2020).


[3] Amat Amer, J. Mª (1999): Tecnología del calzado. Elda, edita: José Mª Amat, p.88.


[4] Ibidem, p.89.


[5] Ibidem, p.76.


[6] Amat Amer, J.Mª (1999), op.cit., p.81.


[7] Según la Real Academia Española, en su tercera acepción, un troquel es un “instrumento o máquina con bordes cortantes para recortar con precisión planchas, cartones, cueros, etc.”. Véase Real Academia Española, RAE, op.cit., https://dle.rae.es/?id=aoLPQoy (consulta: 27/07/2020).


[8] Ibidem, p.178.


[9] Los pilones de madera que pudieron haberse utilizado en la máquina del Museo Escolar de Pusol no se han conservado.


[10] Cerdà, M. y García Bonafé, M. (dirs.) (1995): Enciclopedia Valenciana de Arqueología Industrial. Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, pp.261-262.


[11] Ibidem.


[12] Amat Amer, J. Mª (1999), op.cit., p. 227.


[13] “La Zapatillera” fue una fábrica ilicitana de calzado creada en los años treinta que estuvo en activo hasta 1983. Esta empresa dio nombre al barrio de la ciudad donde se ubicó durante décadas, conocido actualmente como barrio de “La Zapatillera”. El nombre de la fábrica era Industrias del Caucho y sus Regenerados, SA, INCASA. En la sección de troquelado de esta fábrica había dos máquinas como la estudiada y se trabajaba por turnos. Es decir, trabajaban cuatro personas (dos por máquina) en cada turno; ocho personas en total cubrían esta sección (información facilitada por Rafael Martínez Carpena –Elche, 09/04/1936-, trabajador del calzado de “La Zapatillera” desde 1947, actualmente jubilado).


[14] Testimonio de Jenaro Ruíz Contreras (Membrilla, Ciudad Real, 13/12/1928), trabajador del calzado de “La Zapatillera” entre 1954 y 1983, actualmente jubilado.


[15] Ibidem.


[16] Idella. Semanario Independiente fundado por D. Manuel Maestre Gras, nº 162, 27 de abril de 1929, p.3. Biblioteca Valenciana Digital, https://bivaldi.gva.es/es/publicaciones/numeros_por_mes.do?idPublicacion=903&anyo=1929. Eustaquio Cantó se anuncia en esta publicación, al menos, desde algunas semanas atrás, si bien sin la imagen de la troqueladora, que comienza a insertarse en el citado número.





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